Puede que la mayor tragedia en el campo del cine de la inveterada costumbre española de vivir de espaldas a Portugal haya sido el escaso interés por una de las personalidades más destacadas de la cinefilia del siglo XX, João Bénard da Costa, quien desde la Gulbenkian primero y, especialmente luego, como factótum de la Cinemateca transformaría para siempre la cultura cinematográfica de su país. Para contagiar el entusiasmo por el cine, además de amarlo hubo que defenderlo, y nadie como Bénard da Costa lo hizo, con cientos de textos, hojas de espectador, libros y artículos en periódicos como estos que publicara en O Independente entre 1989 y 1990 y que conforman la base de Muy de la casa, exquisita colección de mini-biografías de actores y actrices considerados como de la familia. Se aprecia en ella su inimitable estilo, que al tirar del hilo de la vida de los intérpretes nos lleva a lugares insospechados, en especial al interior de su cabeza de vidente enamorado y algo melancólico. Filtrados por su rica subjetividad, que se afila en la piedra de la pintura, la lectura, la música y en un finísimo sentido del humor barnizado de surrealismo, el autor convoca aquí a sus queridos fantasmas, tan esenciales como los grandes cineastas que, a través de ellos, nos ayudaron a comprender el mundo.