Forman este libro una serie de conversaciones que una niña imaginativa y emprendedora sostiene con su madre, su mejor amiga y hasta con el desastrado perro callejero que ha recogido en su casa y al que en vano intenta educar. La obra, escrita en tono humorístico, refleja, a través de anécdotas de la vida cotidiana, la postura vital de la protagonista. Natacha hace continuas preguntas porque quiere comprender la realidad que percibe a su alrededor, pero se deja llevar de la fantasía propia de su edad para interpretarla, con resultados a veces muy surrealistas, pero en general divertidos.