Han pasado varios años desde que los Hernández tuvieron que cerrar su agencia de detectives en el barrio de Sant Andreu. El mundo ha cambiado y la familia se ha disgregado: Mateo, el padre, trabaja en la parte alta de Barcelona; Amalia, en una empresa especializada en seguridad, y Nora da clases en una academia nocturna. Aunque no lo reconozcan, han compartido muchos casos en el pasado. Y algunos muertos. Por más que quieran evitarla, también siguen teniendo alguna cuenta pendiente, que Lola, la matriarca, insiste en recordarles para que vuelvan a reunirse y a actuar juntos. ¿Abrirán de nuevo la agencia?