No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas.
Te podríamos contar con más o menos gracia de qué va la cosa: que si la protagonista, Sara, tiene un trabajo muy interesante (es plumista, ¿a que nunca lo habías oído?), que si es un pelín obsesiva y alérgica a los sobresaltos, que la vida se le complica hasta límites insospechados...
Pero no te contamos lo mejor porque te gustará leerlo.
Ante todo, mucho karma.
Si creías que con No culpes al karma
te habías reído todo lo que había que reírse, estás muy pero que muy equivocado... El principio de esta novela se parece a un final feliz. El buen karma reina: tras muchas tribulaciones, Sara está con Aarón, por fin empieza a tener el reconocimiento en el trabajo por el que tanto ha luchado y la guinda será cuando descubra que ¡están embarazados! Sin embargo, Sara la lía parda y arrastra a todos a su paso. Ella es así. ¿Lo suyo tendrá remedio? ¡Prepárate, porque lo que viene es más gordo!