Este libro, bellamente editado, con muchos de los mejores paisajes de alrededores urbanos y un par de magníficos retratos, lleva un texto absolutamente imprescindible para conocer a este coloso de la figuración que es Cerdá. Ordovás no es Millás, aunque los nombres rimen y en algo se asemejen: es menos epatante y mucho más profundamente realista, tan y más divertido y ocurrente. Uno tiene debilidad por ambos, pintor y escritor, y querría transmitirla y compartirla.