Una noche en que el Pequeño Rey no podía dormir, decidió formar una orquesta para entretenerse. Salió al jardín en busca de músicos y allí se encontró con un grillo que remoloneaba con una lechuga, con unas cigarras que estaban roncando y también con unos chicharrones ruidosos. Con ellos armó una original banda que interpretó melodías, al son de su batuta, hasta que el sueño venció a todos. Fue una noche inolvidable, en la que vivieron curiosas y musicales peripecias.