Sin blanca en París y Londres (1933), primera novela de George Orwell, es como un manual de lo vagabundos y mendigos, y también un estudio del hambre en su aspecto biológico, con sus consecuencias intelectuales: afina el ingenio y acrece la audacia, primeramente, para terminar aniquilando la voluntad. Incisiva descripción de ambientes y personajes en el París de entreguerras, ceñido sobre todo al orbe hotelero la servidumbre con sus gentes emigradas de toda Europa, es una crítica amarga no sombría-, con sus ramalazos de un humor punzante y casi surrealista. Del vagabundeaje y la mendicidad londinense tampoco ofrece Orwell una más risueña imagen. El autor ensaya una extraña y humanísima defensa del inadaptado. Su filosofía y dignificación del indigente se mezcla a conceptos de chispeante cinismo. En suma, una novela sugerente y viva, con una severa critica social de la Europa de los años treinta.