Las impresiones que Rubén Darío obtuvo en sus múltiples viajes por la Europa mediterránea, el norte de África y varias ciudades de la vieja Europa.
Un viaje desde las tierras solares: Barcelona, Andalucía, Gibraltar, Tánger o Venecia, hacia las que él denominó tierras de bruma, con esas ciudades históricas, hechas de frío y piedra: Viena, Budapest o Berlín. Una delicia cargada de pinceladas costumbristas y sabias reflexiones sobre el carácter de las ciudades y sus gentes.