Los horribles hermanos
de Ángela se pasan el día
chinchándola. Le tiran
un cubo de agua encima,
tratan de que cargue con la
culpa de la desaparición del
delicioso bizcocho de mamá
o la atormentan por coger sin
permiso alguna de sus cosas.
Pero Ángela no piensa quedarse
de brazos cruzados, y planea
con cuidado su venganza.