Es probable que el alumno que ingresa en un programa de doctorado en ciencias no sea del todo consciente de
sus intereses. Alguien le tiene que explicar lo que es el factor de impacto de las publicaciones, cuál es el papel de
un revisor de artículos científicos, lo que hace el editor de una revista, qué valor tiene publicar en una revistilla o
lo que supone hacerlo en Nature o Science.
Debería haber alguien que le detallase la importancia de ir de primero, segundo o último autor en un artículo
científico; lo que es un programa de gestión de referencias bibliográficas, o cómo editar las imágenes que generan
sus experimentos; cómo es un proyecto de investigación y cuándo se pide una beca. Alguno de sus superiores
debería informarle sobre cómo solicitar artículos o material a otros investigadores; cómo conseguir ayudas para
viajes, cursos o congresos y de la importancia de asistir y lo que se va a encontrar en ellos. Alguien tiene que
aconsejarle la inscripción a una o a varias Sociedades Científicas y las ventajas que entraña; explicarle cómo
trabajan las casas comerciales de productos de laboratorio, o cómo buscar y comparar éstos en la red; cómo optar
a premios nacionales o internacionales. Alguien tiene que aconsejarle actividades no directamente relacionadas
con su labor y que supondrán un plus en su currículum. Debería haber alguien que le indique precisamente la
importancia de un buen CV a la hora de optar a una posición postdoctoral; en qué ocupa el tiempo su jefe, o por
qué hay algunos tan especiales. O cuál es la diferencia entre un laboratorio grande y uno pequeño. O entre un
centro de investigación con abolengo y uno recién construido. Por supuesto, alguien que le diga cuáles son las
partes de una Tesis Doctoral, de qué manera lidiar con su jefe durante su escritura y cómo hay que aprovechar el
tiempo durante los años de doctorado.
De todo esto y de otras muchas cosas trata El Arte de la Tesis Doctoral.